Eduardo Galán

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El teatro en la calle

Ante los inevitables cierres de teatros madrileños de reconocido prestigio y tradición, el teatro en la calle contribuye en cierta medida a paliar el déficit de locales escénicos que padece Madrid. Teatros como el Lara, por donde han desfilado los más grandes cómicos de nuestro país, permanecen cerrados por las enormes dificultades económicas que supone su restauración y apertura al público. El Teatro Fuencarral, el Martín, el Cómico, el Benavente... acompañan al Lara en su soledad. No hay nada más triste que un teatro vacío, semiderruido, con sus telares apolillados y su patio de butacas empolvado y envejecido. Los que en un tiempo vivieron las jornadas de júbilo y risa, de lágrimas y emoción, de un pueblo entusiasmado con el arte escénico, hoy sobreviven en el silencio como recuerdo de otra época de esplendor. Vivo recuerdo y acicate para que los amantes del teatro busquemos soluciones para recuperar el interés de los ciudadanos, de manera que las salas teatrales continúen abiertas. Otros teatros fueron transformados en salas de fiesta, como el Eslava y el Infanta Beatriz (hoy Teatriz). Este último conserva -homenaje póstumo- la estructura del antiguo local escénico. Transformaciones suscitadas por el cambio operado en las formas de ocio de nuestra sociedad. Más lamentable me parece la reconversión de un teatro en estudio de televisión: el Teatro Espronceda cerró sus puertas para que TeleMadrid instalase en su seno un estudio de grabación. Construido a principios de este siglo, el Teatro Monumental ha dejado de mostrar espectáculos teatrales para servir al complejo mundo televisivo. Crisis de locales escénicos Los escasos teatros privados que actualmente sobreviven en Madrid luchan contra el desaliento y las enormes cargas fiscales que deben soportar. Todas las temporadas se anuncia el cierre de un nuevo local. En esta ocasión, es el Teatro Maravillas -recientemente restaurado gracias a la ayuda de las administraciones públicas- el que ha anunciado que en la próxima temporada no levantará el telón. Difícil panorama, por tanto, para las compañías y empresas teatrales, que compiten desesperadamente por hallar un espacio escénico en Madrid para mostrar sus espectáculos. Este es el principal obstáculo que padece el teatro para su mejor desarrollo y promoción. Porque el público acude cuando la función contiene elementos de interés. El éxito es constante y hay muchos espectáculos que concitan el aplauso del público y de la crítica, de manera que la inversión del empresario privado resulta recompensada con creces. No estamos, por consiguiente, ante una crisis de espectáculos, sino esencialmente ante una crisis de locales escénicos. De ahí que el teatro en la calle se convierta durante el verano en una extraordinaria oportunidad de ampliar la oferta teatral de la ciudad. Si añadimos a los problemas citados la carencia de aire acondicionado en muchos locales, podemos afirmar que el teatro madrileño en verano encuentra su máximo exponente en los espectáculos que el Ayuntamiento programa al aire libre en las calles y plazas de la Villa. No obstante, el valor de el tea- ' tro en la calle no se reduce a la ampliación de...