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Federico García Lorca
In MemoriamCanciones Populares  españolas Romancero Gitano Victoria de Los Ángeles, La Argentinita, Federico García Lorca y Miguel Zanetti
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En este año que se conmemora el centenario del nacimiento de Federico García Lorca, no debería pasar desapercibida otra de las facetas más interesantes de su personalidad artística: su actividad musical, pues no en vano la música fue compañera inseparable del poeta a lo largo de su vida.

Su contacto con la música se produjo a muy temprana edad; primero en su casa natal de Fuentevaqueros, luego con el organista de la catedral de Granada, Eduardo Orense, que le enseñó a tocar el piano, y más tarde con Antonio Segura, de quien recibió enseñanzas de Armonía y Composición.

De haber contado con el beneplácito paterno para marchar a París a continuar sus estudios, quizá hoy tuviéramos que hablar de él como un gran compositor e intérprete. Lo cierto es que demostró a lo largo de su vida talento musical y una gran afición por la música. Sus poemas y, muy especialmente, las canciones poéticas desbordan musicalidad.

Se conservan varias fotografías donde aparece tocando el piano, y son numerosos los testimonios  de sus compañeros en la Residencia de Estudiantes de Madrid que cuentan con qué gracia y maestría tocaba no solo las obras de los grandes autores a los que admiraba (Mozart, Beethoven, Chopin, Debussy, Ravel, Albéniz y Falla, principalmente), sino también deliciosas improvisaciones. Jorge Guillén decía que «de su piano surgían la interpretación fiel o estupendas imitaciones que implicaban conocimiento y crítica. A petición de alguno, que proponía un nombre, tocaba trozos no recordados sino inventados, con el inconfundible estilo del modelo».

El escritor Moreno Villa, en su autobiografía, recordaba: «Federico se sentaba al piano  como un maestro, con pleno dominio. No importaba que entre pieza y pieza hiciera chistes y diabluras como un chico, recobraba el dominio en cuanto depositaba la yema de los dedos sobre las teclas. Tal vez la fascinación que producía era debida a la conjunción feliz de lo culto y lo popular, lo primario, infantil y fresco, entrelazado con lo reflexivo y riguroso».

Según comenta Ruiz Tarazona en el libreto que acompaña la grabación, García  Lorca  tuvo  bastante  contacto con Manuel de Falla y de él aprendió muchas cosas. Hacia 1922, estuvieron a punto de realizar juntos un proyecto lírico sobre Lola la comedianta, que finalmente no se llevó a cabo por los compromisos y la mala salud del compositor. La obra de García Lorca ha servido como fuente de inspiración para muchos compositores españoles y extranjeros, que han escrito canciones con sus poemas, y obras  operísticas con su teatro.

De García Lorca como autor de música ha quedado la célebre colección de Canciones populares que él mismo armonizó y acompañó al piano, y que ya en su tiempo  alcanzó gran popularidad. En este disco se ofrecen íntegras las trece canciones, en una espléndida versión realizada por Victoria de los Ángeles y Miguel Zanetti al piano. Grabada en 1970, ésta es, sin duda, una de las mejores interpretaciones que se han hecho de estas deliciosas canciones. Cuatro de ellas se incluyen de nuevo al final del disco en una histórica grabación de 1931 -reconstrucción técnica de un «disco de piedra»-, donde el mismo Federico García Lorca acompaña al piano a Encarnación López,  «La  Argentinita», que no solo canta sino que demuestra su arte como bailaora con el zapateado y las castañuelas.

En este disco figura también la grabación de una serie de poemas del Romancero Gitano, realizada en 1961, recitados por un escogido grupo de actores, con acompañamiento de las guitarras de Renata y Graciano Tarragó, Monique Montagne (Ondas Martenot) y una orquesta dirigida por Rafael de Andrés. Las imágenes evocadoras de la poesía de Lorca y su gran musicalidad se ven realzadas por el conjunto musical.

Profesora de música y periodista