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Rafael Puyol, presidente de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y catedrático de Geografía Humana, sintetizó en tres conclusiones su intervención sobre las previsiones demográficas del siglo XXI: “Seremos más en el mundo, pero creceremos de forma más lenta; habrá menos nacimientos y más muertos; y nos moveremos con más intensidad y envejeceremos más aprisa”.

Por su parte, el doctor en Demografía, economista, escritor y expolítico, Joaquín Leguina, manifestó que “la demografía española es preocupante. Vamos a una población envejecida; y hemos pasado de tener la fecundidad más alta de Europa a una de las más bajas del mundo”.

Ambos participaron junto con Lola Puga González, científica titular del CSIC y miembro del grupo de investigación sobre envejecimiento, en una nueva sesión del seminario Pensar el siglo XXI dirigido por Emilio Lamo de Espinosa, catedrático emérito de Sociología y académico de Ciencias Morales y Políticas.

Emilio Lamo de Espinosa.

Lamo de Espinosa introdujo la sesión con un significativo dato de actualidad: “en noviembre de 2022, la población del planeta ha alcanzado los 8.000 millones de personas”.

A este mismo dato se refirió Rafael Puyol, comparándolo con los 2.500 millones de habitantes de 1950. “En términos absolutos -indicó- el crecimiento de la población mundial sigue siendo fuerte”;  pero “la tasa anual de incremento ha caído a la mitad: de 2,1 en el primer quinquenio de los años 60 a quedar por debajo del 1%”.

“El crecimiento de población se va a concentrar en Asia Central y del Sur y en el África subsahariana, mientras que Europa y América del Norte permanecerán estancadas”

El factor inicial del crecimiento de población se debe a “la caída de la mortalidad (la epidémica, la ordinaria y la infantil). Ha subido la esperanza de vida, pero han crecido las muertes absolutas debido al envejecimiento”.

En 2050 llegaremos a 9.700 millones de habitantes

A corto y medio plazo no se esperan reducciones fuertes, debido a la llamada “inercia demográfica”, explicó el ponente. “En 2050 se estima que habrá unos 9.700 millones de habitantes. Luego seguiremos creciendo, pero a menor intensidad hasta alcanzar los 10.400 millones en 2100”.

Rafael Puyol.

El crecimiento de la población no es homogéneo en todo el planeta. “Se va a concentrar en Asia Central y del Sur y en el África subsahariana, mientras que Europa y América del Norte permanecerán estancadas. Solo la India y China rebasarán cada una los mil cuatrocientos millones. Si bien el segundo ya está disminuyendo su población y será adelantado por la India”. En conjunto, añadió el catedrático, “entre 2022 y 2050 más de 60 países perderán población”.

Caída de la fecundidad

Otro fenómeno significativo -destacó Rafael Puyol- es “la disminución de la tasa global de fecundidad: De 5 hijos por mujer en 1950 ha retrocedido hasta 2,3 en 2021. Dos tercios de la población mundial vive en territorios donde ya no se renuevan las generaciones y se espera que en 2050 la tasa global baje a 2,1 hijos por mujer”.

Por otro lado, las migraciones internacionales han experimentado un fuerte crecimiento: “En 1970 las personas que vivían en un país distinto al de su nacimiento eran 84 millones (2,3 % del planeta) y en 2020 281 millones (un 3,6 %). Además, se han globalizado, en el sentido de que son cada vez más los países emigratorios, inmigratorios o de tránsito (o las tres cosas a la vez).

“Se calcula que hay en el mundo 771 millones de personas de 65 años y más, tres veces más de las que había en 1980 (258 millones)”

Otra tendencia relevante es el envejecimiento de la población: En 2022 “se calcula que hay en el mundo 771 millones de personas de 65 años y más, tres veces más de las que había en 1980 (258 millones), debido a la caída de la natalidad y el aumento de la longevidad” La tendencia va a ir a más. “En 2050 la cifra llegará a los 1.600 millones. Todas las regiones estarán envejecidas, a excepción del África subsahariana, y serán Europa y América del Norte quienes lideren la clasificación”.

Es preciso “entender el envejecimiento como una conquista social” -matizó Rafael Puyol- y concebirlo “como una oportunidad, aunque deba enfrentarse a retos importantes como el pago de las pensiones, los gastos sanitarios o la dependencia”. En el caso de los países subsaharianos, con altos porcentajes de población joven (por debajo de los 15 años) “el reto es alimentar y educar a tanta gente joven, y la oportunidad de acelerar el crecimiento económico y el desarrollo social gracias a este “dividendo demográfico”.

“Introduciendo una perspectiva de género”, indicó, “globalmente el mundo tenía en 2022 un porcentaje algo superior de varones (50,3 %) que de mujeres (49,7 %)”. Sin embargo, esta distribución “se invertirá a lo largo del siglo a medida que se intensifique el envejecimiento ya que entre las personas de 65 años y más el 56 % (2022) son mujeres. Se calcula que hacia 2050 los dos sexos tendrán efectivos muy semejantes”.

Impacto de la pandemia

Puyol aludió, por último, al impacto de la pandemia de covid-19, subrayando que ha afectado sobre todo a la mortalidad. “El exceso de mortalidad se estima en 14,9 millones en el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2021”.

Afectó de forma desigual a la fecundidad: “en los países de rentas altas se produjo una disminución temporal de las concepciones y los nacimientos provocada por la disminución de nuevos matrimonios y el retraso de la maternidad”. En tanto que en los estados de rentas bajas o medias “no se produjeron variaciones significativas en los embarazos y los nacimientos”.

La pandemia mermó de forma notable la movilidad: “Se calcula que entre 2020 y 2021 las migraciones internacionales se redujeron a la mitad, según la World Population Prospects de 2022” destacó el experto.

Joaquín Leguina: “No estamos ante un problema de inmigración sino de integración de la inmigración”

Por su parte, Joaquín Leguina, doctor en Demografía por la Sorbona y ex demógrafo experto de Naciones Unidas, puso en cuestión que la llegada de inmigrantes logre “compensar la caída demográfica de España por la baja natalidad” y advirtió, además, que “no estamos ante un problema de inmigración sino de integración de la inmigracion” Se preguntó “¿cuántos hijos de esos inmigrantes están en la Universidad?”. El nivel es bajísimo comparado con los autóctonos, ya que cuando terminan la enseñanza obligatoria se pone a trabajar. Lo cual plantea problema para la integración, dado “el carácter de escalera social de la universidad”. El fenómeno es extensible a toda la UE: “Europa se lo tiene que tomar más en serio, no existe una política de inmigración europea”.

Joaquín Leguina.

Respecto al envejecimiento, Leguina recordo que “en medio siglo casi el 30% de la población será mayor de 65 años”, aunque actualmente hay mejores estándares de calidad de la salud que antes. Incidió, no obstante, en los problemas médicos y sociales del envejecimiento, singularmente “la soledad y asociado con ella, el problema de los suicidios”. 

Lola Puga González: “Una de las megatendencias globales es el envejecimiento, al que se refería The Lancet como ‘la bomba’”

Por su parte, la científica titular del CSIC Lola Puga González, manifestó que “una de las mega tendencias globales es el envejecimiento, al que se refería The Lancet como ‘la bomba’. Ahora ‘la bomba’ no es la amenaza de la superpoblación, de la que se hablaba hace décadas, sino el reloj del envejecimiento, que ha sonado para China, y para muchos países”.

Lola Puga González.

El haber aumentado la esperanza de vida supone un gran logro, pero “el envejecimiento plantea muchos desafíos, en términos de sistemas de protección y de composición generacional, estructura de cuidados etcétera”.

Señaló que actualmente se está dando “un enlentecimiento de la demografía mundial, si bien a escala país se está produciendo una aceleración del cambio demográfico, debido al peso de las migraciones”.

Políticas natalistas

En el coloquio posterior, los ponentes abordaron entre otros temas, el papel de las políticas natalistas. Leguina se mostró pesimista al destacar que “son de difícil implantación”, aunque es preciso impulsarlas, y mencionó las llevadas a cabo en Francia tras la II Guerra Mundial. Recordó que según una encuesta del INE, las mujeres españolas en edad fértil desean tener “más del doble de los hijos que tienen”; y subrayó que “la obligación de los poderes públicos es ayudarles a cumplir esos deseos”.

Rafael Puyol matizó que “no cabe esperar milagros” de estas políticas, pero que son necesarias para “evitar, junto con la inmigración, que caigamos en implosión demográfica”. Y subrayó que las implementadas en Suecia o Francia han tenido cierta efectividad. “Suecia tiene una tasa de natalidad de 1,7, Francia 1,9, España 1,28. ¿Cuánto dedican a política familiar? Suecia el 3,3 del PIB, y España sólo el 1,2 del PIB” concluyó.

Doctor en Comunicación, periodista y escritor.