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Carlos Malamud es investigador principal del Real Instituto Elcano y catedrático emérito de Historia de América en UNED. Miembro de la Academia Nacional de la Historia de Argentina. Ha sido senior associate member en el Saint Antony’s College, (Oxford) e investigador visitante en la Universidad de los Andes y el Instituto Di Tella.

Emilio Lamo de Espinosa es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense. Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Vicepresidente de UNIR. Fue presidente del Instituto Elcano. Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política.


Ni América Latina es un desastre político, ni un fracaso económico, ni ha sido abandonada por EE.UU. y la Unión Europea, ni la han dejado las empresas españolas y europeas. El historiador e investigador principal del Instituto Elcano, Carlos Malamud, rebatió cuatro tópicos que pesan sobre la región, con una serie de argumentos que expuso en la sesión ¿Importa América Latina?, celebrada en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

Se trata de un nuevo debate del ciclo Pensar el siglo XXI, que dirige y modera el catedrático Emilio Lamo de Espinosa, vicepresidente de UNIR.

Este afirmó que América Latina ha pasado de parecer, hace una década, «un éxito del proceso globalizador», a tener actualmente «democracias deterioradas, malestar social, polarización, desigualdad creciente y violencia». Sin embargo, «la región importa» porque concentra el 7% de la población mundial y ostenta ese porcentaje en términos de PIB; y es rica en historia, cultura y recursos naturales.

Recordó que, en 2017, Carlos Malamud elaboró un documento del Real Instituto Elcano titulado ¿Por qué importa América Latina?, que se presentó en Bruselas para poner de manifiesto la relevancia de la región, pero apenas despertó interés en la UE. En 2023, Malamud ha elaborado una nueva edición, con el mismo título, (junto con José Juan Ruiz y Ernesto Talvi), en la que rebate los cuatro tópicos sobre América Latina, antes mencionados.

Traer a América Latina a la conversación global

El ponente comenzó explicando que el nuevo informe ¿Por qué importa América Latina? está marcado por tres circunstancias: la presidencia española de la UE; los efectos de la invasión rusa de Ucrania y los efectos del COVID-19. Su objetivo -afirmó Malamud- es «traer a América Latina a la conversación global», ya que tiene soluciones que aportar en temas como la lucha contra el cambio climático -es una de las grandes reservas naturales del mundo-, o la lucha contra la inflación.

América Latina importa, añadió, por «su pertenencia común a la civilización occidental»; por «las múltiples oportunidades económicas que supone», dado que es «un gran productor de materias primas, alimentos, minerales, tierras raras, así como sus recursos energéticos»; y porque «nos interesa y no sólo por la competencia de China sino también porque las relaciones euro-latinoamericanas descansa sobre bases sólidas intangibles». Le importa obviamente a España, aunque está por ver «cuánto de prioritaria es».

Rebatió, a continuación, los cuatro tópicos antes mencionados que pesan sobre América Latina con los siguientes argumentos:

 América Latina es un desastre político. – Vemos, por un lado, que «el Latinobarómetro refleja la desafección con la democracia, la frustración de las clases medias que emergieron con el gran boom de las commodities, en la primera década del siglo, al ver que las promesas de los políticos han caído en saco roto». De ahí -agregó- que prime el voto de castigo a los oficialismos en las últimas elecciones presidenciales.

Pero, por otro lado, la democracia se ha consolidado en prácticamente toda la región y «una generación entera de latinoamericanos ha crecido viendo en las elecciones el único modo legítimo de elegir un gobierno». En desarrollo democrático, y respeto por los derechos humanos, ocupa el primer puesto entre las regiones emergentes. Teniendo en cuenta estos factores, «América Latina no es un desastre político». Hemos visto populismos en Estados Unidos, en Europa, en Asia…

 Es un fracaso económico. – Es un hecho que «las economías latinoamericanas siguen siendo de renta media, y ninguna ha podido romper esa trampa, convirtiéndose en economías desarrolladas»; pero habría que preguntarse, desde principios del siglo XX, «cuantas economías en el mundo han roto esa trampa; la respuesta es que muy pocas».

Por lo demás, hay «una estabilidad económica muy marcada, en la mayor parte de los países de la región; un sistema financiero y de los bancos centrales importante»; y «ya no es la norma ser el paraíso de las crisis, como lo fue América Latina en el pasado». Aunque -añadió- es necesario quitar de la ecuación a Venezuela y Argentina.

 La UE y EEUU han abandonado a América Latina para que China convierta en el actor hegemónico. – «Se ha sobrevalorado el protagonismo de China en América Latina, aunque ahora se trate de la gran superpotencia junto con EE.UU.» afirmó Malamud. En México y América Central, la relación más importante es con EE.UU.; y en América del Sur es Europa la que tiene un papel importante. Es verdad que China se ha convertido en el principal socio comercial de la mayoría de esos países, pero «en el capítulo de inversiones o préstamos es mucho menos preponderante».

Carlos Malamud

Por otro lado, «América Latina vende cantidad ingente de materias primas al gigante asiático, pero los productos elaborados o muy sofisticados los vende básicamente a EE.UU. y a Europa, China solo compra el 6% aproximadamente de estos últimos». Si los países latinoamericanos se quieren reindustrializar tienen que mirar necesariamente a Europa.  Por no hablar de relaciones humanas (migraciones, turismo, flujo de estudiantes universitarios, remesas) donde el papel de China en marginal.

 Las empresas españolas y europeas han abandonado América Latina, buscando inversiones de mayor rentabilidad. – No es así, porque las empresas europeas siguen teniendo un protagonismo destacado y sigue siendo cierto que las empresas españolas han llegado a América Latina para quedarse. «El principal destino de las inversiones españolas, excluyendo a Estados Unidos, actualmente es América Latina, a gran distancia de la Unión Europea».

Por otro lado, Carlos Malamud destacó la ventana de oportunidad estratégica que representaría ratificar el acuerdo UE-Mercosur, «herramienta que permitiría el desarrollo tanto de Europa como América Latina» (Europa, por ejemplo, tendría tratados de libre comercio firmados con casi toda América Latina). Lo que impide ratificarlo, indicó, son «las fuerzas proteccionistas de ambas partes, en Europa, Francia que protege a su sector agrícola; y en Mercosur, Brasil y Argentina por tener una industria muy vinculada al sector estatal».

Respecto a la complejidad de la unidad en la región, varios factores según Malamud hacen que sea más difícil la integración de los países de América Latina que los de la Unión Europea, pese a la mayor diversidad de estos. Por un lado, «las dos guerras mundiales supusieron un acicate para avanzar en la construcción europea, a diferencia de América Latina donde apenas ha habido guerras interestatales y su impacto ha sido mínimo».

Déficit de liderazgo

La región adolece, además, de «un déficit de liderazgo (Brasil y México se niegan a asumirlo, porque tienen sus propias agendas) frente al papel relevante jugado en Europa por Francia y Alemania». También pesa «el exceso de nacionalismo -fraguado en el siglo XIX cuando con la independencia de España cada país se afirmó frente a los demás- lo cual frena la cesión de cuotas de soberanía en instancias supranacionales».

Malamud señaló, por otro lado, que la desafección hacia los gobernantes en la región nace de que «estos no atacan de frente la violencia -empezando por el narcotráfico-, la desigualdad y la corrupción». Mientras carteles y los capos de la droga se han dado cuenta de la dimensión global de su actividad, los estados no.

Finalmente, destacó el investigador, que «el balance de la presidencia española de la UE es muy positivo para América Latina», teniendo presente el punto de partida, ya que las presidencias rotatorias del Consejo ya no son lo que eran y la capacidad de incidencia de España en la agenda latinoamericana es limitada. Pero ha servido para «reflotar la relación en la cumbre de UE y CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)».

E insistió en «la solidez y fortaleza de la relación entre España y América Latina, que más allá de lo ideológico se sostiene sobre relaciones familiares, sociales, donde la inmigración juega un papel cada vez más importante».

Doctor en Comunicación, periodista y escritor.