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No es frecuente encontrar músicos que se dediquen con igual intensidad a la música clásica y a la música ligera. Vanessa-Mae es uno de esos raros ejemplos que triunfan por igual en tan diferentes mundos musicales. El virtuosismo precoz de esta gran violinista llamó poderosamente la atención de los críticos londinenses, que la comparararon con Mozart o Mendelssohn. Desde que debutó a los 10 años con la Orquesta Philarmonia en Londres, ha sido galardonada en varias ocasiones y ha actuado en importantes salas de conciertos de todo el mundo.

Vanessa-Mae nació en Singapur y a los 4 años comenzó a estudiar piano y violín en el Royal College of Music de Londres. A los 13 años tocaba ya admirablemente los conciertos de Tchaikovsky y de Beethoven; buena prueba de ello son las grabaciones realizadas a tan temprana edad. También componía sus propias cadencias para los conciertos de Mozart, de un nivel altamente virtuoso.

Muy pronto esta violinista se familiarizó con los instrumentos electrónicos y acústicos, de tal forma que ya a los 14 años trabajaba en su propia música alternativa, combinando el sonido del violín tradicional con el del violín eléctrico. Profundizando en estas técnicas y creando su propia música, hace unos dos años causó verdadera sensación con su disco The Violín Player, que llegó a convertirse en uno de los más vendidos en todo el mundo. En lugar de seguir solo por esa línea tecno-acústica, Vanessa-Mae vuelve ahora al mundo clásico con este nuevo disco, The Classical Album, con el que intenta atraer hacia la música clásica a sus admiradores más jóvenes. Hoy sigue cultivando estas dos áreas musicales y en ambas se desenvuelve con igual soltura.

Sus interpretaciones muestran un virtuosismo poco común. En la Partita n°3 para violín solo de Bach, Vanessa-Mae hace gala de una poderosa técnica que le permite tocar esta dificilísima obra con asombrosa facilidad. En las partituras de Brahms y Beethoven su violín se muestra más romántico, y en la Fantasía para violín y orquesta de Max Bruch se recrea en los temas escoceses con gran sensibilidad y belleza.

Vanessa-Mae ha crecido tocando el violín. Esa manera de tocar, tan espontánea, surge de forma natural a partir de una técnica perfecta totalmente asimilada y de una gran sensibilidad para la música. No cabe duda de que su fuerte personalidad como intérprete ha calado entre el público joven y contribuirá a despertar su afición musical. Vanessa-Mae posee ese asombroso poder de comunicación que solo tienen los artistas de talento.

Profesora de música y periodista