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SE DICE QUE UNA IMAGEN vale más que mil palabras… Por eso, cuando me pidieron que escribiera mil palabras sobre la Fotografía, pensé que podría enviar una imagen, si no una mía, alguna de uno de los grandes o quizá de uno de tantos grandes fotógrafos, pero desconocidos, que hay en el mundo.


Pero también es verdad que una frase tiene un gran valor: una veces define una obra literaria y otras, como en un poema, puede condensar en muy pocas palabras imágenes oníricas u otras muy cargadas de realidad.


Las primeras imágenes fotográficas que se conservan presentan a unos obreros saliendo de una fábrica, un bodegón en bajorrelieve y unos angelotes en el marco de una ventana. Son los primeros daguerrotipos realizados por Daguerre en 1837.


La imagen fotográfica se desarrolló luego como un medio para captar la vida cotidiana y retratar a las personas. Niepce Talbot, Bayard, Nadar, Solomon, Disderi, Missone, son nombres del siglo pasado que llenan la historia primitiva de la Fotografía.


En torno a 1900, surgió con mucha fuerza la concepción de la Fotografía como una nueva forma de arte, como una nueva musa que incluso los pintores de la época, los impresionistas, habían de tener en cuenta. Fotografía y pintura, sin embargo, son formas de expresión artística diferentes. La primera supone una impresión que exige tener la cámara preparada para captar una luz, una persona, una escena urbana, un paisaje: la realidad objetiva de lo que está ante nuestros ojos.


Los paisajes de Ansel Adams, realizados con una gran perfección en un gran formato y control de zonas, nos proporcionan los primeros ejemplos de esta nueva concepción. Fueron los soberbios parajes de Yosmite Park los que le sirvieron de escenario. Adams trabajó además las rocas, las hierbas, hizo retratos de indios de la región, tomó escenas de la sociedad y de los artistas. Fue, como todo gran artista, un fotógrafo de múltiples visiones.


Lo mismo puede decirse de Edward Weston, otro norteamericano que hizo de la Fotografía un arte. Weston, como Adams, buscó su inspiración en la Naturaleza. En sus trabajos le vemos jugar con la forma de conchas, pimientos, troncos viejos desgastados por el tiempo; fue el primero que investigó el desnudo.


Alfred Stieglitz organizó una gran exposición titulada La familia del hombre, con gran cantidad de trabajos fotográficos sobre la forma de vivir de los hombres. Allí estaba un dantesco paisaje de piedras de Adams junto a los trabajos de fotógrafos de Life como Cari Mydans o Nat Farbman, o los de Eve Arnold, de Magnum. Irving Penn, fotógrafo de Vogue, exhibía un retrato delicioso de una niñita. La última imagen pertenece a Eugene Smith. Desde aquella exposición, la Fotografía se abrió paso en las revistas y periódicos, como un medio insustituible para hablar de la realidad.


Nacieron las grandes agencias fotográficas, como la Magnum, fundada por Cartier Bresson, cuyos fotógrafos profesionales, distribuidos por todo el mundo, proporcionaban una idea veraz, sólida y muchas veces atroz de lo que ocurría en cualquier parte del globo. Los extremos del mundo se nos acercaban: veíamos las imágenes de la bomba atómica y sus consecuencias o la llegada a la luna.


Las imágenes que conservamos de las guerras, tanto de la de 1914 como de la de 1945, se han convertido en un alegato contra la violencia. Cuando ahora vemos a los firmantes de Yalta nos recorre un escalofrío, sentimos la injusticia; o el juicio de Nüremberg. Luego, sin solución de continuidad, la guerra de Corea y la de Vietnam se han hecho familiares gracias a los reporteros de guerra y a sus documentos. No olvidemos el talento de Capa para captar en imágenes la guerra de España o el desembarco en Normandia.


Paralelamente, nació una Fotografía al servicio del trabajo del hombre: era la Fotografía publicitaria y la Fotografía de moda. Las grandes revistas americanas y europeas encargaban a los fotógrafos que interpretasen los productos comerciales. Para mí, son Avedon y Penn, y luego Hiro en Japón, los fotógrafos que con mayor solidez nos enseñaron a conocer el glamour y la belleza de otros creadores. A su vez, tanto Avedon como Penn fueron capaces de trabajar el retrato de un modo personalísimo, lo mismo que Yousouf, Karsch en Canadá o Newton.


La Fotografía, que había sido un documento, evolucionaba hacia una forma de expresión artística de gran peso en la Historia Universal del Arte. En Japón, Heikoh Hosoe creó un libro con Mishima de una belleza fabulosa: Muerto por las rosas; y fotógrafos como Man Ray, desde mucho antes, habían investigado las formas que la Fotografía puede producir cuando se trata como un medio artístico.


Ahora, los buenos fotógrafos son legión, los hay que sólo trabajan un tema o quienes, al revés, resultan variadísimos en su trabajo. La Fotografía se vende como vintage, obras originales del autor a altos precios, o también como obra única. Al analizar la Fotografía, se ha estudiado muchas veces su capacidad de ser reproducida múltiples veces. Aunque ahora ya no medimos su valor por la cantidad sino por la calidad. De todos modos, de ciertos temas se siguen haciendo series, mientras que otros son tratados como originales únicos.


No debemos olvidar por último los libros que surgen de la obra de un autor, realizados para contar unos hechos o para interpretarlos, y que luego son considerados obras originales que pueden ser objeto de exposiciones.


La Fotografía, nacida hace algo más de ciento cincuenta años, es hoy un medio de primer orden para crear obras de gran valor artístico, que encontramos en los museos junto a la pintura y la escultura, y que han llegado a ser profundamente estimadas y buscadas por todo el mundo.