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Heredero de la tradición de grandes directores de orquesta alemanes del s.XIX, Otto Klemperer se convirtió en uno de los más destacados del s.XX, junto a Furtwängler, Scherchen, Böhm, Toscanini, Walter o Karajan. Coinciden todos en una etapa de gran desarrollo sinfónico que marcó el devenir musical en Europa, con la creación de importantes orquestas y de ciclos y festivales de música, junto al afianzamiento de los grupos ya existentes y de los actos musicales de mayor arraigo. Pero también son los primeros protagonistas de la industria discográfica que empezaba a despegar. Esas primeras grabaciones de bastante calidad, realizadas desde el final de la guerra y hasta los años 60, se convirtieron en las versiones de referencia para muchos aficionados de entonces y continúan siéndolo para los de hoy.

El Legado Klemperer que publica EMI, recoge, entre otras, las grabaciones de obras de Mozart que este director registró entre 1956 y 1965 al frente de la Orquesta Philarmonia.

Eran unos años de gran plenitud artística de Klemperer. Por aquel entonces ya era un hombre maduro que dirigía sentado, debido a la parálisis parcial que le sobrevino a la extirpación de un tumor cerebral en 1939. Esta tremenda circunstancia eno le impidió incorporarse poco a poco a una intensa y fructífera actividad, dirigiendo las más célebres orquestas europeas, y recuperar el lugar destacado que había ocupado antes de su enfermedad.

El de Klemperer es un Mozart muy bien hecho. Con la frescura y gracia tan características de esta música pero además con la profundidad que requiere. Su trabajo, de gran trasparencia, sin duda realza las obras mozartianas. A través de estas grabaciones, magníficamente recuperadas para el oyente de hoy, Klemperer nos revela nuevos aspectos de la música de Mozart.

Profesora de música y periodista