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El verdadero historiador, más allá de títulos académicos, es quien no se limita a hacer asépticamente un elenco de los hechos más relevantes: historiador es quien pretende comprender lo que pasó e interpreta los momentos históricos con el sentido que ofrece una mirada retrospectiva. Este es el caso, a mi juicio, de Daniel Rivadulla Barrientos, pues su Equipaje de los europeos, lejos de repetir el catálogo de los acontecimientos de los últimos dos siglos, lo que hace es convertir en inteligible ese tramo histórico. Eso es básicamente lo que explica en su magnífica introducción: el objetivo que ha tenido en mente a la hora de escribir estas páginas es «reflexionar a través de una mirada» que es tanto retrospectiva como prospectiva, profundizando sobre el pasado pero también contemplando el presente y poniendo la vista al futuro. Este relato de la última historia de Europa es, para ser francos, muy oportuno, pues los resultados de las últimas elecciones —la proliferación de sentimientos extrañamente eurófobos junto con la reivindicación de múltiples realidades nacionales— exige retomar un discurso cultural —el ethos de una civilización, por emplear las propias palabras de Rivadulla, que, entre otras cosas, muestre la coherencia histórica del proyecto europeo—. El autor comienza su narración en el siglo XIX y la decisión no es arbitraria, pues ese contexto temporal verá el nacimiento de una nueva cosmovisión, cuya esencia se disecciona en este libro.

Otra de las ventajas del libro es que no se limita al campo histórico: trasciende las fronteras disciplinares y realiza, si se permite el término, un ejercicio de historia cultural. De ahí que, como avanza en las primeras páginas del libro, el autor ponga el acento en la transformación que supone la Modernidad: la irrupción de nuevas ideas transforma la realidad política y explica la degeneración totalitaria de muchos proyectos; al mismo tiempo, se consolida la secularización, que tiene un sentido político tanto como antropológico, pues el embate del positivismo mella la difusión social del cristianismo y el individuo encuentra en las ideologías políticas un sustitutivo peligroso.

Los europeos y su equipaje se estructura en tres partes. La primera de ellas, que repasa todo el siglo XIX, explica la génesis de las nuevas ideas: la secularización de la modernidad rompió con la trascendencia, pero supuso la mutilación espiritual del ser humano y su paradójica divinización. Por eso, el universo terminó proponiéndose como material bruto de las utopías. Se explica también que la conformación de los estados-nación de un lado exigió una legitimación científica —se desarrolla la teoría de la raza, por ejemplo—, pero de otro conllevó el expansionismo imperialista y el militarismo. La época paradisiaca termina con la confianza del ser humano, que asiste al inicio trágico de la guerra mundial que ahora conmemoramos.

La segunda parte del libro comienza su recorrido por la Revolución de Octubre y explica el inicio y la irrupción de la urssde Lenin en el escenario internacional. Al mismo tiempo, en mirada retrospectiva, profundiza en el siglo xixcomo el siglo de auge de la ciudadanía burguesa y la superficialidad política y cultural de la misma, Rivadulla recuerda que, cumplidas las expectativas de la burguesía, los primeros momentos del siglo XX constituyen los tiempos en que imperialismo y nacionalismo van de la mano, cosechando un amplio apoyo popular.

La tercera y última parte del libro se titula «Amanecer sin mediodía» y se ocupa del periodo de entreguerras. Es un momento en que, como indica gráficamente el autor de estas páginas, Europa va a la deriva y pronto quedará amenazada, como es bien conocido, por el atractivo de los extremismos. Rivadulla acierta a situar los acontecimientos de ese momento en el auge del nacionalismo —que se había fraguado desde el comienzo del XIX—. Significativamente, el libro termina explicando el triunfo del nazismo tras el fracaso de Weimar. Hitler se encargó, por su parte, de consumar la destrucción del continente.

El libro es interesante porque ofrece perspectivas menos transitadas —sin obviar la referencia al trasfondo cultural o filosófico de los hechos históricos, pero tampoco olvidando el progreso tecnológico, las ideas políticas o económicas relevantes en la historia—. Como introducción a una etapa importante de la historia europea, el libro no tiene desperdicio. Además sirve para explicar muchos acontecimientos actuales, cuya causa nace hace mucho tiempo, pero que siguen desgraciadamente vigentes. 

Profesor de Filosofía del Derecho. (Universidad Complutense de Madrid).